domingo, 16 de abril de 2017

ARIEL RAMÍREZ, LOS FRONTERIZOS Y CORO CANTORÍA DE LA BASÍLICA DEL SOCORRO DIRECCIÓN PRESBÍTERO J. G. SEGADE - MISA CRIOLLA - PHILIPS LD Nº 82039 PL (mono) - LD Nº 85512 PY (estéreo) (1964)

Portada de la edición original de Misa Criolla en mono



Liturgia y Folklore

El hombre religioso no es una idea abstracta. Es un hombre situado, configurado vitalmente por dos coordenadas -el espacio y el tiempo- y modelado por su río y su montaña, amasado por su pampa o su ciudad. Un ser concreto, con su ritmo y su cultura, su geografía y su raíz de tierra.

El contorno telúrico se hace compás, danza, melodía: le presta su imagen y su poesía. Adán, "el terráqueo", toma de la tierra no sólo su alimento sino sus formas de decir, de abrirse y comunicarse, de exteriorizar sus penas, sus alegrías, sus desdichas y sus amores, su esperanza y su inquietud.

Y ese hombre concreto, al entrar al templo para hablar con Dios y comunicarse con sus hermanos, ¿debe necesariamente entrar en un mundo extraño? ¿Debe sentirse extranjero en un ámbito de símbolos que no reconoce como suyos, que no lo expresan? ¿Debe acaso revestirse de una personalidad litúrgica extraña para referirse a Dios y unirse en comunión con sus hermanos de Fe? La Liturgia debía encontrar el punto de reunión entre la Iglesia y la tierra. Producir el prodigio de espíritu que permitiera al hombre sentirse dentro del templo como en su casa, como en su país. La Revelación concluyó con la muerte del último apóstol. La Liturgia no. La Oración de toda una Iglesia en marcha y en crecimiento, militante y activa en su fe, debía canalizarse en formas de expresión vivientes, comunicantes.

Renunciar a esa búsqueda era condenar a lo popular a no servir nunca más como instrumento de expresión religiosa. Un Papa y un Concilio leyeron los signos del tiempo. Y se dijo entonces: "La Iglesia respeta y promueve el genio y las cualidades peculiares de las distintas razas y pueblos. Estudia con simpatía y, si puede, conserva íntegro lo que en las costumbres de los pueblos encuentra que no esté indisolublemente unido a supersticiones y errores. Y aun a veces lo acepta en la misma Liturgia con tal que pueda armonizar con su verdadero y auténtico espíritu".Así se explicitaba la dinámica interna de la catolicidad, en su vigencia ecuménica.

Católico significa universal. "Todo lo humano tiene que ver con nosotros" -dijo Paulo VI ("Ecclesiam Suam"). Nada de lo auténtico y valioso de las culturas es ajeno a lo católico. La Iglesia, por fidelidad al Señor, debe reír con el que ríe. Debe llorar tal como llora el hombre. Griega se hizo con los griegos y romana con los romanos. Debe seguir así. Haciéndose africana con los africanos, gaucha con los gauchos y coya con los coyas. ¿No es ésta, acaso, la ley suprema de la caridad?

Esta Misa Criolla es una síntesis y una invitación. Abre los brazos al hombre para decirle: "Venga a la iglesia con todo lo que está en su carne y en su sangre: con su cultura y sus ritmos, con sus formas de expresión y su paisaje". La Iglesia no quiere que en el templo se hable un lenguaje extraño. Su lengua es la de Pentecostés: lengua materna, que el hombre aprendió en el contacto áspero y vital-con su propio suelo. "Venga la danza y el compás; venga la tierra misma".Es que la Iglesia está enamorada de la Tierra porque ella es criatura de Dios. La tierra asumirá su propio espíritu, integrará su propio ritmo y lo transformará en vehículo de expresión para Dios. Y el hombre se sentirá en la casa del Padre en su propia casa.

La Iglesia, al asumir las diferentes culturas, no hace más que salir al encuentro del Dios oculto en todo hombre, en la carnadura diferente de color de cada hombre, que está hecho, no obstante, a imagen y semejanza de Dios. El Verbo, la Palabra, la Expresión está en todo hombre. El Verbo se hizo carne en la pulsación que inspira su guitarra, sus chacareras, sus bagualas, sus estilos, sus carnavalitos. Y la razón de ser de la Iglesia es ese Verbo Encarnado, Jesucristo. A Él debe serie fiel. Es a Él que debe buscar en todos los momentos. Llegue el folklore a la Iglesia y con él el hombre con su tierra. Abrase el templo para que la tierra entre en su penumbra. Hasta que toda ella se transforme en catedral de piedras vivas, saturada de la Divina Presencia y Dios sea todo, en todos...

La Misa Criolla de Ariel Ramírez



Cuando Ariel Ramírez grabó su Misa Criolla en Buenos Aires, en octubre de 1964, se tuvo la sensación de estar frente a una obra destinada a tener trascendencia, aunque nadie pudo prever la dimensión que la Misa Criolla habría de adquirir.

Esta creación musical, editada discográficamente en cuarenta países, ha alcanzado hasta la fecha una venta de más de tres millones de copias.

Asimismo, su partitura ha sido publicada en Estados Unidos, Canadá y Argentina. El estreno público de la Misa Criolla se llevó a cabo en Dusseldorf, el 12 de marzo de 1967, bajo la dirección del compositor.

La Misa Criolla, cantada con el texto en español aprobado por la Comisión Litúrgica para América Latina, en 1963, presenta un notable conjunto de inspiradas melodías originales de su autor, basadas en ritmos regionales de la tradición musical argentina e hispanoamericana.

La interpretación está a cargo de un solista (o dúo vocal), coro de cuarenta voces mixtas como mínimo, clave (o piano) y un conjunto instrumental en el que figuran charango, quena, siku y una amplia gama de instrumentos de percusión provenientes de distintas regiones.

Las partes que integran esta Misa, denominada Criolla por su autor en alusión a lo nativo de América descendiente de lo español, se detallan a continuación:

Kyrie: fórmula impetratoria de dimensión conmovedora en ritmo de baguala-vidala, especie musical andina. La voz del solista comunica el hondo dramatismo de la inmensidad, soledad y aridez del altiplano puneño.

Gloria: una de las más difundidas especies coreográfico-musicales del alto noroeste argentino –Bolivia y Perú- es el carnaval; en este caso Ariel Ramírez escoge una variante argentina, el carnavalito, en compás binario y modo menor. Incluye un pasaje lleno de recogimiento y un retorno brillante, que se cierra con el asentamiento de las voces que repiten el Amén, acompañadas con gran despliegue rítmico.

Credo: esta chacarera trunca, ritmo bailable propio de Santiago del Estero, provincia del norte de Argentina, es el trozo más logrado de la obra, en un ritmo obsesivo, desgarrador y emocionante.

Sanctus: para esta parte se retoma el ritmo de carnaval, pero en la variedad boliviana practicada especialmente en Cochabamba, con su particular compás ternario y en modo mayor.

Agnus Dei: durante esta secuencia, compuesta sobre la evocación de un estilo, especie lírica de La Pampa, la oración manifiesta el anhelo universal por la paz.

La Misa Criolla marcó la irrupción en el mundo, de la música litúrgica argentina con un nivel artístico que le permitió ser admirada y amada por grandes sectores del público europeo, americano y de otras latitudes.

Navidad Nuestra, una serie o cantata compuesta también como la Misa Criolla en 1964, fue diseñada como un retablo criollo donde cada momento del misterio de la Encarnación se expresa mediante creaciones lírico-musicales de gran nivel artístico, a la manera popular.

Ariel Ramírez dio a cada episodio un aire regional diferente: un chamamé para La Anunciación a María, una huella pampeana para La Peregrinación de José y María, una vidala catamarqueña para El Nacimiento de Cristo; la Adoración de Los Pastores fue realizada con ritmo de chaya riojana, mientras que la de Los Reyes Magos con el takirari boliviano; La Huída de la Sagrada Familia es una vidala tucumana.

Félix Luna fue el poeta que colaboró con Ariel Ramírez en la elaboración de las canciones que ubican cada pasaje del ciclo navideño en un ámbito popular diferente, correspondiente a las distintas regiones de Argentina; así aparecen reflejados personajes, costumbres, vestimentas, flora, fauna y habla regionales.

Para expresar el clima sonoro de cada ámbito evocado en las seis secuencias de Navidad Nuestra, se interpretan instrumentos utilizados habitualmente en la música tradicional argentina, como el acordeón, el charango, la guitarra y el bombo legüero, además de una variada colección –en especial idiófonos- provenientes de grupos aborígenes americanos. Asimismo se aprecia una ampliación de los citados recursos con la presencia del clave, la celesta, el bajo, las tumbadoras y los accesorios de percusión.

Los Fronterizos



Conjunto formado en Salta en 1953. Alcanza prestigio y fama a través de la radiotelefonía y las presentaciones realizadas en teatros y centros culturales en todo el país. El éxito trasciende las fronteras de su patria, y Europa y América los aplauden reiteradamente. Su nivel artístico los destaca en el movimiento folklórico argentino, pero por sobre todo, la fuerza emotiva de sus voces, los coloca como el conjunto nacional que mejor interpreta los estilos diversos de nuestra música. Como solistas, en la Misa Criolla, alcanzan la meta máxima de su carrera.


Portada de la edición "de lujo" de Misa Criolla en estéreo

Las Obras

Cuando Ariel Ramírez se propuso componer una misa cantada sobre formas musicales puramente folklóricas, recibió el estímulo y el asesoramiento del R.P. Osvaldo Catena, asesor de Liturgia para América Latina, del R.P. Jesús Gabriel Segade, director de la Cantoría de la Basílica del Socorro y del R.P. Alejandro Mayol, uno de los más entusiastas promotores de la idea. Después de discutir largamente el tema, se resolvió elegir de común acuerdo el texto litúrgico español aprobado recientemente por los peritos de América Latina.

Sobre esas palabras debía encontrar Ariel Ramírez los elementos rítmicos más adecuados para transmitir el fervor de cada secuencia de la misa dentro del ámbito musical de nuestro folklore. A esta dificultad se agregaba el problema de la elección de intérpretes capaces de asumir la responsabilidad de expresar, con la debida belleza y autenticidad, esta ambiciosa creación.

Teniendo en cuenta tales problemas, Ariel Ramírez encaró su composición como una obra para solistas, coro y orquesta. Serían Los Fronterizos, el prestigioso y popular conjunto, quienes se harían cargo de la primera interpretación a través de las voces de sus componentes: Eduardo Madeo, Gerardo López, Julio César Isella y Juan Carlos Moreno.

La Cantoría de la Basílica del Socorro, que dirige el R.P. Segade -armonizador de la parte coral- y una orquesta integrada por instrumentos regionales se asociaron con el clave, instrumento que por su sonoridad y su tradición evocativa fue escogido por Ariel Ramírez -su intérprete- para llevar la voz cantante de la orquesta. La percusión, formada por bombos legüeros, batería, tumbadora, gong, cocos, cascabeles y otros accesorios, aportaron a la obra elementos típicamente americanos. Estos medios expresivos son los que interpretan Misa Criolla.

La Misa Criolla se inicia con el Kyrie, concebido sobre dos ritmos -vidala y baguala- aptos para expresar la honda súplica de esta letanía. Se luce como solista en el tema de baguala, Gerardo López, cuya voz, desgarrada, crispada, dice el tema principal de la oración.

El excelente intérprete de charango Jaime Torres inicia el Gloria con una ejecución magistral, que marca el ritmo de una de las danzas más populares del país: el carnavalito. Es una forma popular elegida con acierto para traducir el júbilo de la gloria del Señor, que Los Fronterizos y el coro exaltan a través de un diálogo encadenado de atrayente vivacidad.

El más difícil de los momentos de la Misa Criolla es, sin duda, el Credo, por la grandeza de su tema y por el ritmo escogido: la chacarera trunca, aire muy popular en Santiago del Estero. Un ritmo obsesionante, casi exasperado, subraya la línea melódica que entra con una fuerza dramática impresionante en torno a las réplicas de Los Fronterizos y el coro, alternados en la afirmación de la profesión de que es propia de esta parte de la Misa.

Ariel Ramírez trabajó el Sanctus sobre uno de los ritmos más bellos del folklore boliviano: el carnaval de Cochabamba, de marcado y subyugante compás, como lo requiere este momento de la Misa en que se aclama la gloria que llena los cielos y la tierra. El Agnus Dei está dicho en un estilo pampeano íntimo, tierno y a la vez solemne. En esta y en la anterior secuencia, Los Fronterizos en su totalidad, actúan como solistas, con el permanente concurso del coro y un ajustado fondo orquestal.

Si la Misa Criolla fue concebida teniendo en cuenta las exigencias de un tema lleno de majestad, los motivos de Navidad Nuestra han sido creados para un retablo criollo donde cada momento del Misterio de la Encarnación es expresado de manera popular: con toda la ternura y plasticidad con que se evoca en el espíritu de la gente sencilla el milagro ocurrido hace dos mil años en tierra de Judea.

Ariel Ramírez dio a cada episodio de la Navidad una voz regional diferente: un chamamé para la Anunciación a María, una huella pampeana para La Peregrinación de José y María, una vidala catamarqueña para el Nacimiento, la Adoración de Los Pastores se hace en ritmo chayero y la de Los Reyes Magos en tiempo de takirari, La Huída de la Sagrada Familia es una vidala tucumana...

Eran necesarios versos cálidos, tiernos, sencillos: palabras que pudieran repetir quienes sintieran la emoción del milagro navideño. Félix Luna fue el poeta que colaboró con Ariel Ramírez en la elaboración de las canciones de Navidad Nuestra. Sus textos, asociados a las melodías populares compuestas por Ariel Ramírez, hacen posible el prodigio de una estampa que tiene sabor y color americano sin perder su contenido universal.

Algunos integrantes de Los Fronterizos cumplen actuaciones relevantes: Julio César Isella canta el chamamé con la tierna gracia que exige el episodio de La Anunciación, al que agregan las sopranos del coro la humilde respuesta de la Virgen María al ángel Gabriel. En la huella -donde el clave de Ariel Ramírez juega un papel conductor- es Gerardo López quien relata La Peregrinación de José y María -con un Dios escondido- en su seno.

El Nacimiento, una canción que expone los elementos básicos de la vidala catamarqueña en un esquema musical que por su línea melódica puede ser -nuestra- canción de Navidad, ofrece a Eduardo Madeo la oportunidad de cumplir una inmejorable interpretación.

La chaya riojana convoca a Los Fronterizos, el coro y la orquesta, en un ritmo jubiloso, pastoril, agreste, que recuerda en su letra y melodía a los villancicos que en el Siglo de Oro español esmaltaron las obras teatrales clásicas.

La Adoración de los Reyes Magos viene en tiempo de takirari, el crepitante ritmo boliviano, sobre cuyos compases los Magos de Oriente ofrendan al Niño Dios arrope, miel y un poncho de alpaca... Y por fin, La Huída de la Sagrada Familia, lenta y golpeada, sobre una vidala tucumana que transmite la angustia de la Madre por escapar al peligro que corre su criatura.

Navidad Nuestra ofrece, en una selección que armoniza todas las tonadas de esta tierra, el misterio de la encarnación al modo nuestro. Al modo tierno y sencillo en que lo suelen cantar, bajo cielos diferentes, aquellos que creen en el mensaje de un Dios que bajó al mundo para traer paz a los hombres de buena voluntad.

Tal, la Misa Criolla y la Navidad Nuestra. Este disco ha reunido la vocación creadora y la emoción interpretativa de muchos hombres y mujeres que han dado testimonio de la perenne vigencia con que se vivifica un misterio de amor, al que se puede cantar con voces propias, vernáculas, porque su dimensión no admite fronteras. Un misterio de amor que, está visto, puede expresarse también, con dignidad y hermosura, en palabras y melodías que transmiten el caliente sabor de nuestra tierra americana.

Texto publicado en la edición original de la Misa Criolla.

Philips. Buenos Aires 1964.

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Etiqueta del lado 1 de la edición "de lujo" de Misa Criolla en estéreo

El origen de la Misa Criolla

Por Félix Luna

"...Una noche de septiembre de 1964 me encontraba en el diario Clarín cuando recibí un llamado telefónico de Ariel.

-Necesito verte con urgencia. ¿No podés venirte?

Terminé mis cosas y me largué a su casa. Ariel me explicó el problema: estaba terminando de componer una misa inspirada en la Misa Luba, el éxito mundial de ese año. Pero los temas litúrgicos no alcanzaban a completar un long-play. Pensaba llenar el disco con cinco o seis villancicos y con esta intención recurría a mí.

Era como la una de la mañana y yo estaba todo lo cansado que puede estar un periodista que entró a trabajar a las seis de la tarde. Pero esa noche era noche de milagros. Todos los recuerdos del colegio de monjas de mis primeros grados, las memorias de una religión que mi madre y mis hermanas me habían hecho vivir intensamente durante mi infancia, una vibración espiritual que nunca dejé de sentir aunque no sea un católico practicante, esa emoción estética que transmiten los ritos y las ceremonias que tantas veces presencié y en las que participé, todo eso afloró repentina y arrolladoramente en aquel momento.

Cuando recuerdo esa noche, me parece que alguien nos dictaba lo que íbamos haciendo. En el tiempo que transcurrió entre mi llegada y la madrugada, cuando volví a mi casa, quedó definida la obra en su totalidad y virtualmente terminadas cuatro o cinco de las seis piezas que la integrarían. Todo fue saliendo con una rapidez y una facilidad increíbles, como si nos hubiéramos preparado durante años para esa creación. Casi sin necesidad de hablar se esbozaban los temas.

-La Peregrinación de José y María tiene que ser una huella -decía yo-, porque transmite una soledad y una lejanía como las de esa pareja que busca un cobijo donde pueda ampararse.

-Bueno, pero la huella tradicional tiene una melodía invariable y muy conocida-replicaba Ariel, indeciso.

-Componé otra sobre la misma estructura...

Y no terminaba de decir esto cuando dibujó en el teclado la línea musical de La Peregrinación que ha recorrido el mundo y hasta tuvo el honor de ser plagiada en Francia, donde se la conoció como Alouette.

-Y el Nacimiento, ¿cómo podrías hacerlo?

-Tiene que ser la gran canción de Navidad argentina -decía Ariel-, como 'Noche de paz' o 'Jingle Bells' o 'Navidad blanca'...

Y empezaba a esbozar la vidala catamarqueña que es El Nacimiento.

-¿La adoración de los pastores? Ya está: pondremos al Niño en Aimogasta, vendrán a adorarlo de Pinchas y Chuquis, de Aminga y San Pedro, de Arauco y Pomán, y voy a hacer intervenir a mi amigo don Julio Romero, para que preste sus caballos, los mejores del pueblo. Ariel, no tenés más que imaginar una chaya, una típica chaya riojana, y la letra te la tengo lista en un rato, o mañana a más tardar. Y Los Reyes Magos no le van a regalar incienso, oro y mirra, sino arrope, miel y un poncho...

Navidad Nuestra fue surgiendo con excitación y naturalidad, alegremente, como si lo único que hiciéramos fuera desbrozar de nuestra imaginación todo lo que estuviera ocultando melodías y poemas instalados allí desde siempre: sacábamos malezas y aparecían completos, perfectos, esos temas que trasladábamos rápidamente al papel o al piano.

Ciertamente, fue una noche prodigiosa, y lo más raro consiste en que ni Ariel ni yo nos dimos cuenta entonces de lo que estábamos haciendo; él creía que estaba completando una obra que necesitaba para llenar las dos caras de un disco long-play, y yo salí de allí con la idea de que le había solucionado un problema. No percibimos la real dimensión de una elaboración musical y poética que -no voy a ser falsamente modesto- forma parte inseparable de lo mejor de la cultura argentina.

Pocas semanas después se grabaron la Misa Criolla y la Navidad Nuestra, pues Philips tenía apuro por presentar el disco antes de fin de año. Yo estuve presente en algunos ensayos y en casi todas las grabaciones. A medida que escuchaba las voces de Los Fronterizos, con su rara coloratura, mientras el clave pulsado por Ariel aportaba ese noble sonido que lo distingue, cuando el coro magistralmente dirigido por el padre Segade enriquecía la línea melódica, iba percibiendo que asistía al nacimiento de una obra de excepcional calidad, algo que habría de exceder el propósito primitivo de sus creadores e intérpretes, para proyectarse a terrenos superiores del arte."

Félix Luna

Publicado el 24 de enero de 2005 en Diario La Nación. Buenos Aires.


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MISA CRIOLLA

Intérprete: Ariel Ramírez, Los Fronterizos y Coro
Album "MISA CRIOLLA"
Año 1964
Portadas: SÍ, originales restauradas y optimizadas digitalmente
Sello: PHILIPS
Nº: 82039 PL (mono)
Nº: 85512 PY (estéreo)
Formato original: Larga duración (Long-Play) de vinilo en 33 1/3 r.p.m. (LD)
Bitrate: CBR 256 Kbps en 48.000 Hz (nueva digitalización con Sound Forge Pro)

LISTADO DE LOS TEMAS:

•Misa Criolla• para solistas, coro y orquesta

Música: Ariel Ramírez

Texto: Traducción y adaptación del texto litúrgico de los Presbíteros: Osvaldo Catena • Alejandro Mayol • Jesús Gabriel Segade

LADO 1.-

1.- Kyrie (vidala-baguala)
Voces solistas: Eduardo Madeo y Gerardo López

2.- Gloria (carnavalito-yaraví)
Voces solistas: Julio César Isella y Eduardo Madeo

3.- Credo (chacarera trunca)
Voz solista: Gerardo López

4.- Sanctus (carnaval cochabambino)
Voz solista: Gerardo López

5.- Agnus Dei (estilo pampeano)
Voces solistas: Julio César Isella y Eduardo Madeo



•Navidad Nuestra• Los Fronterizos, coro y orquesta

Música: Ariel Ramírez
Texto: Félix Luna

LADO 2:

1.- La Anunciación (chamamé)
Voces solistas: Gerardo López y Julio César Isella
Acordeón: Raúl Barboza

2.- La Peregrinación (huella pampeana)
Voz solista: Gerardo López

3.- El Nacimiento (vidala catamarqueña)
Voz solista: Eduardo Madeo

4.- Los Pastores (chaya riojana)
Voces solistas: Juan Carlos Moreno, Gerardo López y Eduardo Madeo

5.- Los Reyes Magos (takirari)
Voz solista: Juan Carlos Moreno

6.- La Huída (vidala tucumana)


MISA CRIOLLA Y NAVIDAD NUESTRA

ELENCO:

Solistas: Los Fronterizos integrados por Eduardo Madeo, Gerardo López, Julio César Isella y Juan Carlos Moreno
Clave: Ariel Ramírez
Charango: Jaime Torres
Bombo y timbales: Domingo Cura
Acordeón: Raúl Barboza
Bombo y accesorios de percusión: Chango Farías Gómez
Guitarras: Luis Fernando Amaya, Juancito El Peregrino y José Medina
Contrabajo: Alfredo Remus
Coro: Cantoría de la Basílica del Socorro
Director del Coro: Padre Jesús Gabriel Segade
Director de Grabación: Américo Belotto
Director General: Ariel Ramírez.

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Hoy domingo y por ser PASCUA DE RESURRECCIÓN,  atento los reiterados pedidos de su republicación, quiero compartir nuevamente con todos los queridos amigos, seguidores y visitantes de este blog, para que la disfruten, esta tremenda obra, la "MISA CRIOLLA" la cual, por su importancia implícita, considero que debe estar entre las obras cumbres de nuestra música popular argentina. Esta, su versión original, que data del año 1964, interesa en este caso fundamentalmente como documento histórico, creado e interpretado hace 53 años, por lo tanto es un documento invalorable. Por estas razones entonces, los invito a que pasen y vean, descarguen y escuchen esta obra formidable, ejemplo de solemnidad, sobriedad y sencillez, de hondo contenido espiritual y emocional, porque les aseguro... QUE NO SE VAN A ARREPENTIR JAMÁS DE HACERLO, LA RECOMIENDO MUY ESPECIALMENTE...!!!.


Un saludo cordial para todos!!!. Si quieren comentar, estaría muy bueno!!!. NOS VEMOS EL PRÓXIMO MIÉRCOLES SI DIOS QUIERE, CON MÁS NOVEDADES MUSICALES RECORDANDO QUE...

¡¡¡COMENTAR ES TAMBIÉN UNA BUENA MANERA DE AGRADECER!!!

¡¡¡ MUY FELICES PASCUAS !!!

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